El Apple Watch Series 4 eclipsó la presentación de los nuevos iPhone con sus funciones dirigidas a la salud y el bienestar fÃsico. Su renovado diseño con menos bordes, sus componentes internos mejorados y más precisos y su capacidad de detectar caÃdas o anomalÃas en el ritmo cardÃaco del usuario, gracias al electrocardiograma (ECG) que incorpora, sientan la base para un nuevo perÃodo de madurez del dispositivo y de crecimiento en ese sector de la industria.
Su primera versión se presentó como un buen reloj que lucÃa bien y estaba construido con buenos materiales a diferencia de los relojes de plástico y aspecto de artilugio tecnológico que ofrecÃa la competencia, como Pebble o los primeros Android Wear. Apple incluso lanzó una lÃnea Edition fabricada con materiales de lujo y oro de 18 quilates. Además, era una plataforma de aplicaciones, un dispositivo de comunicación y un asistente en salud y bienestar.
Pronto fueron patentes sus carencias como plataforma de aplicaciones debido a que se limitaba a replicar de forma parca las posibilidades del iPhone y a la lentitud de su procesador. Como simple producto de lujo, la rápida obsolescencia de sus componentes internos limitó su tirón. Sin embargo, la posibilidad de detectar, registrar y estudiar la actividad fÃsica del usuario se convirtió en el principal atractivo del dispositivo, que fue actualizado mejorando su capacidad para detectar diferentes actividades (como la natación) e incluyendo un chip GPS.
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